No cabe duda de que la curiosidad hace avanzar a la humanidad, lleva a hacer descubrimientos revolucionarios y nos hace entrar en nuevos terrenos, antes desconocidos. La semilla de la curiosidad se planta en la más tierna infancia: los niños son increíblemente curiosos, siempre quieren aprender más, quieren participar en todo. Las torres de aprendizaje les apoyan para que desarrollen personalidades brillantes y ágiles, gocen de buena salud y adquieran plena confianza en sí mismos. En este artículo descubrirás por qué esto es así y por qué los más pequeños se divierten tanto aprendiendo con estas torres.
¿Por qué son buenas las torres de aprendizaje?
María Montessori, fundadora de la pedagogía Montessori, reconoció muy pronto que los niños aprenden mejor cuando se les deja espacio para hacerlo. De esta forma, se desarrollan de forma diferente, independientemente de las etapas clave que suelen ser las mismas en la mayoría de los niños. Cuando descubren el apasionante mundo que les rodea a su propio ritmo, a su manera, su individualidad se convierte en el centro de atención y canaliza sus necesidades, talentos e intereses. Y también la alegría de ir descubriendo su entorno. Así, poco a poco se vuelven más independientes, ganan confianza en sí mismos y se convierten en personas seguras de sí mismas.
De acuerdo con el principio fundamental de Montessori, «Ayúdame a hacerlo yo mismo», gracias a las torres de aprendizaje los niños consiguen integrarse en las actividades cotidianas, descubren cosas que a los adultos nos parecen muy naturales, y en las que ya ni siquiera reparamos, de una forma completamente nueva y aprenden a un ritmo rápido de forma lúdica. Y ya no pueden salir de su asombro.
Distintas aplicaciones
¡Qué emocionante ver cómo papá pone trozos de brócoli en la pizza! A lo mejor le puedo ayudar. También me encantan todos los restos de recortes de la mesa de manualidades de la abuela y me gusta ordenarlos a mi manera. ¿Y qué hace el abuelo con el cepillo de madera en su banco de trabajo? La estantería del hermano mayor, el enorme ropero de los padres o los cacharros sobre el fregadero también son objetos cotidianos que atraen mágicamente a los peques y los animan a querer hacer cosas. Así experimentan sus primeros éxitos, por ejemplo, cuando son capaces de lavarse las manos por primera vez.
Los niños pasan prácticamente de la nada a un mundo tremendamente complejo que ni siquiera pueden comprender. Por eso, nuestra tarea como padres es familiarizarlos con la realidad cotidiana paso a paso. Y los niños la afrontan de una manera totalmente nueva, literalmente, como cuando agarran las barras para subir a la torre, o les levantan sus padres para coger una rodaja de manzana de la encimera, o para tocar el colorido adorno de la ventana que ya está casi listo. Y, de repente, nosotros también vemos el mundo desde una nueva perspectiva: a través de los ojos de nuestros hijos.
¿Cuáles son las ventajas de una torre de aprendizaje?
Favorece la motricidad del niño y adiestra su sentido del equilibrio. Pero esto no es todo. Las torres de aprendizaje tienen un efecto positivo en el crecimiento de los niños, ya que les dan más presencia en el día a día. Por un lado, ahora tienen la oportunidad de observar lo que hasta ese momento había permanecido oculto para ellos en su perspectiva desde abajo y que, a partir de ahora claro, les interesa aún más. ¡De repente, están en medio de la acción! Al observar las actividades cotidianas y participar en ellas por primera vez, un niño curioso aprende procesos que de otro modo sólo aprendería mucho más tarde, y lo hace de forma creativa e intuitiva. Y no acaba ahí la cosa. Una vez que conoce algo, quiere saber cada vez más de ello, dando así un paso más en su desarrollo. Hasta que, en algún momento, es capaz de subir a la torre y volver a bajar por sí mismo. Esto le da una nueva percepción de su independencia.
Especialmente en la cocina, los más pequeños empiezan a aprender cómo funcionan las cosas a una edad temprana: primero se lavan los champiñones, luego mamá los pica y los echa a la sartén. Pero antes de eso, baja el fuego un poco. Al estar al lado, el niño aprende mucho sobre la comida sana y acaba siendo capaz de dar sus primeros pequeños pasos en el nunca aburrido escenario de la cocina, por ejemplo, ayudando a desmenuzar la levadura para hacer pan.
A través de estas actividades aparentemente mundanas, los niños desarrollan una gran eficacia en sus acciones. Se sienten capaces de realizar pequeñas tareas y retos de la vida cotidiana, porque acaban de descubrir esas primeras habilidades que yacen latentes en ellos. Así es como los padres enseñan a sus hijos: mamá y papá pueden ayudarte, pero tú ya puedes hacer muchas cosas bastante bien por tu cuenta. Y estas primeras lecciones lúdicas tienen un efecto duradero, hasta la edad adulta, en la que es cada vez más importante creer en uno mismo y en las capacidades propias. Hasta entonces, todavía te queda mucho tiempo para aprender...
La buena noticia es que una torre de aprendizaje no sólo ofrece ventajas para los hijos, sino también para nosotros mismos, porque nos sentimos más aliviados. No tenemos que sostener al bebé todo el tiempo, con lo que podemos relajar nuestros músculos. Podemos llevar a nuestros hijos a donde queramos y colocarlo en ella para que mire lo que hacemos. En todo momento sabemos dónde está y qué está haciendo, lo que supone un gran alivio en la vida cotidiana. En la torre, los peques están ocupados aprendiendo algo importante para la vida, que para ellos siempre significa una pequeña aventura.
¿A partir de qué edad son adecuadas las torres de aprendizaje?
Todo depende de la etapa de desarrollo en la que se encuentre cada niño. Los padres son los que mejor pueden saberlo. Si el niño tiene aún dificultades para mantenerse en pie por sí mismo, entonces podría ser demasiado pronto, porque todavía vas a tener que sujetarlo. Si el niño ya puede sostenerse de pie solo y agarrarse a la barandilla de la torre de aprendizaje de forma independiente cuando se tambalea, pues genial, ya puede aprovechar la torre de aprendizaje. En este caso, elige una torre de aprendizaje con una base de 25 cm de altura, ideal para niños pequeños. Si son mayores y pueden subir a la torre por sí mismos y sujetarse a ella, lo harán sin problemas. No obstante, sigue siendo importante vigilar al niño durante todo el tiempo para poder intervenir en cualquier momento, si llega el caso.
¿Qué tipos de torres de aprendizaje hay?
Existen torres de aprendizaje con diferentes formas. Varían en tamaño o diseño y se utilizan de diferentes maneras. También los precios varían, dependiendo entre otras cosas, de si se entregan listas para usar o para montar. Los materiales más habituales son la madera y el plástico, y en ocasiones también el aluminio. Las torres suelen ser abiertas o cerradas, algunas son plegables y otras incorporan elementos extras, como puertas, ruedas e incluso pizarras. Existen modelos con diferentes alturas. Todas las torres disponen de barras que garantizan la seguridad del niño al tener siempre algo a lo que agarrarse. Esto es extremadamente importante en los primeros años de vida, ya que aún no pueden estar de pie con suficiente estabilidad. Las protecciones laterales, en caso de tenerlas, impiden que el niño se caiga de la torre, de manera que tanto los padres como los niños pueden estar tranquilos.
¿Qué hay que tener en cuenta al comprar una torre de aprendizaje?
Los aspectos que merecen más consideración a la hora de elegir una torre de aprendizaje son los materiales utilizados, la calidad, el tamaño y la seguridad. El material es decisivo, en el sentido más estricto de la palabra: la madera maciza o el plástico robusto, en particular, son las señas de identidad de las torres sólidas y de alta calidad, que son las que consiguen aguantar bien la imparable actividad de esa fase de la infancia. Fíjate también en el acabado de la construcción: los bordes deben ser suaves y redondeados sin esquinas afiladas. La madera maciza de alta calidad o el material sintético moderno, preferiblemente duradero, y las gruesas uniones atornilladas que mantienen la estructura unida son buenos indicadores de que merece la pena invertir tu dinero en esa torre de aprendizaje. La plataforma sobre la que va a estar de pie el niño debe ser antideslizante, y es fundamental que se adapte a las necesidades del niño en cuanto a forma y altura.
La torre debe ser lo suficientemente ligera como para poder llevarla fácilmente de una habitación a otra, pero al mismo tiempo tener bastante peso como para que el niño pueda estar seguro en ella. Una construcción lo más ancha posible garantiza que la torre no se incline ni se caiga, aunque el peque la ponga a prueba con toda su actividad y se mueva de un lado a otro. Y por supuesto, que tenga patas estables. Las torres de aprendizaje no deben colocarse nunca en superficies resbaladizas o húmedas, para que no se deslicen.
Antes de la compra, infórmate sobre los materiales utilizados; si son seguros y no contienen sustancias o productos químicos nocivos. Esto lo puedes comprobar si la torre cuenta con certificados de calidad y la marca GS. El lacado no puede ser tóxico y debe resistir la saliva para que los niños no ingieran sustancias nocivas cuando se les ocurra chuparlo o morderlo.
Un buen consejo es asegurarte de que la torre de aprendizaje haya recibido buenas valoraciones de fuentes fiables. Ten en cuenta que una oferta barata suele conllevar una calidad insuficiente. Además, una torre de buena calidad puede ser utilizada más tarde por los hermanos menores, o incluso por los nietos, con lo que merece realmente la pena realizar una inversión mayor. Si compras una torre de aprendizaje que se puede montar en módulos, también puedes emplearla para alguna otra finalidad.
Es recomendable que la escalera tenga varios peldaños, ya que estos permiten al niño subir de manera independiente, y también una base ajustable en altura. Así, la torre siempre tendrá la altura adecuada adaptándose al tamaño del niño y creciendo con él.
Considera también que la torre de aprendizaje sea fácil de montar, y que vaya bien con la decoración de tu casa, para que no te acabes cansando de verla cada día.
Hazlo tú mismo
Si prefieres construir tu propia torre de aprendizaje, puedes encontrar interesantes instrucciones de bricolaje en Internet. Si tienes suficiente tiempo y las herramientas adecuadas a tu disposición, anímate a construir la tuya propia. Qué mejor regalo para tus hijos, que tendrán así su propia torre de aprendizaje y seguro que les encanta.
Construcción y mantenimiento
Para las torres de aprendizaje, ya sean de diseño propio o compradas, la regla general es: primero montarlas y luego usarlas. Durante el montaje, ten cuidado con las piezas pequeñas, como tuercas y tornillos sueltos, ya que los niños pequeños podrían tragárselas y correr el riesgo de asfixiarse. Por eso, no dejes a tus hijos usar las torres de aprendizaje antes de haberlas montado completamente. Y no te olvides de realizar un mantenimiento y revisión de la torre con regularidad, para que te dure muchos años.
El lugar idóneo
Para elegir el mejor lugar donde colocar tu torre, empieza por lo más importante: la seguridad. Piensa bien cuál podría ser el lugar idóneo. Cuando lo hayas encontrado, coloca la torre de aprendizaje en una superficie plana y despeja todo lo que haya alrededor para que no choque con algo accidentalmente. Utiliza la torre de aprendizaje sólo en posición vertical. Piensa cuál es la altura adecuada para que tu hijo pueda alcanzar fácilmente el lugar que quieres que descubra, por ejemplo, la encimera de la cocina. La base no debe superar los 40 a 45 cm, más o menos la altura de las rodillas de un adulto. Asegúrate de que la torre esté bien asentada en el suelo y no se pueda volcar, incluso aunque el niño se incline hacia fuera en la parte superior.
Lo que no se puede hacer nunca es colocar la torre directamente junto a la estufa o cerca del agua caliente. Tampoco dejes al alcance del peque ningún objeto afilado con el que pudiera hacerse daño, ni sustancias tóxicas, picantes o calientes. Recuerda que una vez el niño aprenda a usar su torre y tenga suficiente fuerza para moverla, puede empujarla hacia sitios a los que no debería acceder, como, por ejemplo, el botiquín. No hace falta decir que es mejor mantener fuera de su alcance cualquier cosa que no sea segura; sólo tienes que fiarte de tu intuición. Lo ideal es una combinación de la evaluación del riesgo por parte del padre y de la madre, lo que suele acabar siendo lo más sensato para proteger el niño.
Aunque tomes todas estas precauciones, es fundamental que vigiles a los niños en la torre de aprendizaje en todo momento y que nunca los dejes solos. Disfruta con la curiosidad sin límites que muestran los pequeños exploradores, pero no dejes que se pasen de la raya y se suban a la encimera. Bien está lo que bien acaba.
¿Madera o plástico?
Suele ser preferible elegir el tipo de material que se adapte a ti y a tu hijo, y con el que te sientas cómodo. Ambos tienen ventajas y desventajas. La madera maciza es muy estable, pero también suele ser muy pesada. Por otro lado, es atractiva por su aspecto, claro, simplemente resulta bonita. Si tienes muchos otros muebles de madera en tu casa, una torre de aprendizaje de madera será la opción perfecta para ti. La madera también da sensación de seguridad y calidez, se puede barnizar o pintar, a diferencia del plástico. Ambos materiales soportan bien las altas temperaturas, así que resistirán sin problemas el golpe y el calor de una olla de agua caliente que se te llegue a resbalar de la mano.
La madera es un material respetuoso con el medio ambiente siempre que proceda de un cultivo sostenible. Algunos de los certificados de calidad reconocidos que lo aseguran son el sello ecológico Naturland, o los sellos FSC y PEFC. Si la materia prima crece en bosques del país de compra, significa que sólo habrá cadenas de suministro y rutas de transporte cortas, lo que resulta menos dañino para el medio ambiente.
Una de las desventajas de la madera es la necesidad de continuo mantenimiento (pintura, barnizado, impregnación), para que no penetre la humedad ni aparezcan moho o astillas, ya que las fibras acaban cediendo debido a la tensión natural que soportan las construcciones de madera. Las torres de madera son productos desechables que deben eliminarse tras terminar su vida útil. Dependiendo de la calidad y el tipo de madera, esto puede ocurrir al cabo de unos años o, tal vez, de unas décadas.
Las torres de aprendizaje hechas de plástico aúnan todas las ventajas que el plástico tiene sobre la madera. El plástico no absorbe la humedad, por lo que es ideal para emplearlo en la cocina cuando tus pequeños aprendan a manipular líquidos en ella. O bien en el cuarto de baño al lavarse los dientes. En teoría, incluso sería posible colocar la torre de aprendizaje en la ducha, ya sea para bañar a tu hijo sentado después de una aventura en el barro, o para lavar rápidamente con la alcachofa de la ducha una torre muy sucia que haya estado en el jardín más tiempo del debido.
Cuando se utiliza en la cocina, puede ocurrir que el zumo de fresa o la crema de cacahuete acaben pegados al material de la torre, cosa que no afecta a los plásticos de alta calidad, ya que se pueden limpiar rápida y fácilmente: ni siquiera los limpiadores domésticos, el jabón verde o el detergente les hacen mella. Y por si esto fuera poco, ahora viene lo mejor. Los modelos de plástico pueden colocarse en el exterior, tanto en verano como en invierno, ya que soportan sin problemas el barro y la suciedad. No absorben agua ni otras sustancias y pueden limpiarse fácilmente para utilizarlos después en el interior sin dejar marcas en la moqueta. Como los plásticos de alta calidad tampoco absorben los olores, puedes volver a utilizarlos en el interior después de haberlos colocado en el jardín. Si notas que todavía huelen a tierra, a hojas o a césped, no tienes más que darles una mano de limpieza y listo.
En lo que respecta a los colores, no hay nada escrito, como dice el refrán. Las torres de plástico se fabrican en todo tipo de colores, y eso es lo bueno, porque a los niños les encantan, especialmente los del arco iris, que además despierta su instinto de juego. Por supuesto, también puedes optar por una versión más apagada de tu torre, que quizá se integre de forma más armoniosa en la decoración tu hogar.
Conclusión
La torre de aprendizaje, como mezcla de juguete y herramienta de aprendizaje, es sencillamente insuperable y satisface el deseo casi insaciable de conocimiento que tienen tus hijos. Los niños que aprenden algo nuevo de esta manera se divierten mucho, y tú también: cuando observas a tu hijo, lo acompañas y te pones a su lado por si necesita ayuda. Esta es la mejor forma de prepararle el camino para que se convierta en una persona independiente y equilibrada. Así que, ¿a qué esperas? :-) ¡A divertirte aprendiendo con tu hijo!
¿Quieres saber por qué hemos escrito este texto?
Porque ya son muchos los peques que han descubierto el apasionante mundo de los adultos con nuestras torres de aprendizaje, inclusive los nuestros. Y porque consideramos que la torre de aprendizaje es esencial para el desarrollo de los niños. De ahí que empecemos por la más pequeña: con una base de 25 cm de altura, a la que los peques pueden subir fácilmente y lograr pronto una sensación de éxito. Ya verás cómo sonríe tu hijo, y lo orgulloso que estará, cuando haya superado este primer obstáculo. Ya en 1979 desarrollamos la base con el tamaño perfecto para que los trepadores precoces se sintieran seguros en sus primeros intentos. Es ligeramente rugosa y antideslizante, para que no resbale, pero puede limpiarse fácilmente si se derrama algo encima.
Sobre todo, hemos puesto el foco en crear un diseño apropiado para los niños: los tubos cálidos son ideales para agarrarse; nuestras torres de aprendizaje no tienen bordes afilados, todo está bien redondeado; y la barandilla lateral proporciona una sujeción segura para los más pequeños. En cuanto dominan el «Nivel 1», pasan a un nivel ligeramente superior: con una altura de unos 45 cm (aprox. la altura de las rodillas), esta base es ideal para los niños pequeños que quieren llegar al lavabo por sí mismos.
Con QUADRO puedes diseñar la torre de aprendizaje a medida para la altura exacta de tus hijos. Gracias al sistema de acople PLUG-IN-SYSTEM, patentado en 1979, las torres se montan y desmontan rápidamente, en caso de que desees colocarla en otro sitio. Puedes volver a montarla una y otra vez según te apetezca, sin martillos ni sierras, ni complicadas instrucciones de montaje, ni viajes a la ferretería porque se te ha olvidado algo. Y así, puedes crear nuevos modelos de torres de aprendizaje todas las veces que quieras. Y si se te acaban las ideas, sólo tienes que consultar nuestra base de datos de modelos, en la que encontrarás buenas sugerencias para nuevas construcciones.
Puedes construir tu torre de aprendizaje completamente cerrada, con uno o más lados abiertos, o bien completamente abierta, según tu estado de ánimo y la función que hayas pensado para ella. Y cuando tus hijos crezcan, puedes convertir la torre de aprendizaje en un juego de trepa. Para entonces, no sólo pueden arrastrarse y superar las primeras diferencias de altura, sino que también podrán seguir subiendo más alto. Lo mejor es empezar con el set para principiantes de QUADRO, que contiene 116 piezas y con el que podrás crear 24 estupendos diseños. ¿Qué te apetece construir hoy?
Como los juegos de construcción de QUADRO son casi infinitamente ampliables (el único límite es el espacio de tu casa o el césped de tu jardín), te ahorras para siempre un gasto extra en nuevos equipos de juego y aprendizaje. Encima, QUADRO es un producto bueno para la protección del medio ambiente y la salud de tus hijos: los juegos de trepa son completamente inodoros y no contienen plastificantes ni HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos). El hecho de que nuestras torres de aprendizaje sean tan resistentes y duren varias generaciones las hace realmente sostenibles, al igual que el hecho de que tengamos cadenas de suministro tan cortas. Los productos QUADRO se fabrican al 100% en Alemania: esto incluye la producción, el embalaje y el almacenamiento, así como, por supuesto, el desarrollo posterior, la administración y la distribución mundial del producto.
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